jueves, 26 de noviembre de 2009

Mis padres

Me aferre a su cuerpo, con mucha fuerza, como lo había dicho el. Estábamos dando vueltas, pero ninguno de los dos las provocaba. Sentía que volaba. Luego, todo se torno negro. Era como si hubieran apagado la luz. Dimos vuelta por varios segundos o minutos. Y luego paramos en seco.
-Llegamos, Señorita-Me dijo apartando sus manos de mi espalda. Me aparte de el. Y mire adelante. Había un castillo gigantesco, era espeluznante pero también ostentoso. No habían nubes, ni sol, ni luna. Estaba completamente negro. Habían dos grandes gárgolas a los lados de la puerta. Habían también gárgolas en la copa del castillo. Seguí caminando, no me importaba si Benjamín me seguía o no. Me pare frente a la enorme puerta. Se abrió sola, eso era raro. Hiso un pequeño rechinido. Por dentro era espacioso y enorme. Estaba pintando en el techo unos angelitos. Había una chimenea enorme. Con dos leones acostados. Los muebles eran de un color rojo sangre. Eran antiguos, pero muy bonitos. Las cortinas eran color sangre, Y las ventanas eran gigantescas, llegaban al techo. El piso era de madera...
-¿Te gusta?-Pregunto una voz de mujer que no pude identificar. Mire para ver de quien se trataba. Era una mujer alta, de tez banca como la nieve, tan blanca como yo. Tenia una melena rizada y muy bonita. Sus rizos caían hasta su la mitad de su espalda. Tenia los ojos azules. Estaba al lado de un señor, no muy mayor. Aparentaba solo unos 35 o 36 años. Era blanco como la señora que tenia del brazo. Su cabello es castaño. Sus ojos eran verdes azulados. Era alto como la señora. Yo conocía a estos señores... Claro eran mis padres. Corrí para abrazarlos, los extrañaba muchísimo. Los abrase muy fuerte. Si fueran humanos los hubiera estrangulado. Los bese, hasta que me separaron.
-Hija, debes mantenerte lejos. Somos peligrosos-Dijo mi padre
-No, ustedes no son peligrosos. Son mis padres. No saben cuanto los extrañe-Mis lagrimas corrieron por mis mejillas.
-Nosotros también te extrañamos. No sabes cuanto deseamos que llegara este día-Dijo mi madre sumiéndose en sus pensamientos.
-¿Porque tuvieron que esperar tanto?
-Toma asiento, hija mía-Me dijo mi padre, señalando para que tomara asiento. Yo le obedecí y el prosiguió: Te trajimos hasta acá, porque hoy cumplirías 18 años y tendrías que tomar el reinado de este castillo. Pero si tu mueres el reinado pasa a manos de tu primo, Nicholas. El ya te había encontrado, por eso mande a Christine y a Benjamín para que te cuidaran. Te mandaremos para que tus abuelos para que pongas a prueba tus habilidades-Se paro y mi mama hiso lo mismo, poniendo el brazo enganchado con el suyo-Pero ahora deberás descansar y comer algo. ¡ Benjamín!-Llamo mi padre.
A una velocidad extraordinaria llego Benjamín-¿ Dígame señor?
-Enséñale la habitación a Sue-Le ordeno mi padre a Benjamín
-Señorita, siga me, por favor-Me pidió amablemente, lo seguí. Subimos las escaleras, habían muchos escalones. Cada vez que pasábamos se prendía una vela. Era maravilloso. Pasamos por un pasillo donde habían puros retratos. No los llegue a ver muy bien. Benjamín se detuvo y yo choque con el. Caí al suelo, parecía que me hubiera dado con una roca.
-Señorita, ¿Esta bien? La ayudo-Me tendió la mano y cuando la tome, sentí unas descargas eléctricas que pasaban de su cuerpo al mio y, del mio al suyo. Lo solté bruscamente y luego, el me observo determinada mente. Me sonroje. Podía sentir ese calor en mis mejillas. Esa era la primera vez que me pasaba eso-, le enseño su habitación.
Entramos a mi habitación. Era muy espaciosa y hermosa. Había una cama enorme, que cabían como 4 personas mínimo...
-¿Me puedo retirar? ¿O necesita algo mas?-Pregunto Benjamín.
-Si, gracias.
Cuando cerro la puerta yo solo hise era acostarme en la cama y luego, dormirme...


























Espero que esta también les guste(:

No hay comentarios:

Publicar un comentario